Mi historia de amor con La Princesa

Tengo mujer y 2 hijas , pero mi verdadero amor es La Princesa y ellas lo saben 👉

Transcurría el año de 1996 cuando entré en la universidad en Lisboa, y como nunca fuimos una familia adinerada, mi coche del día a día era un escarabajo 1200 de 1960. Aparte de haber sido el coche oficial de la familia durante una temporada a finales de los 80, a la par que un Citrôën GSA ranchera 1300, mi escarabajo pasó después a mi hermano mayor, luego a mi hermana mayor y más tarde me tocó a mí. Mi primer VW, era un “Daily Driver” con 38 años, que mi hermana había mandado pintar en rosa fluorescente.

Por la antigüedad del coche, y porque mi padre es ingeniero mecánico, desde muy temprano tuve que aprender lo básico de la mecánica, ya que era normal que cuando llovía mi coche no arrancara. Con el tiempo y el uso, mi escarabajo se fue cansando y en aquella época, a pesar de que lo adoraba, no tenía sentido gastar mucho dinero en arreglarlo.

Lentamente se fue formando la idea en mi cabeza que había que venderlo junto con el GSA, que siendo el Citrôën un coche más moderno, era poco fiable y estaba parado desde hacía tiempo.

Conseguí convencer a mi padre de que vendiéramos los dos cacharros, yo tenía un pequeño ahorro, y empecé a acordarme de forma recurrente de una furgoneta VW que se encontraba parada en Lisboa hacía unos meses, a 500m del sitio donde trabajaba mi madre.

Siempre que iba con mis hermanos al cine cerca de Amoreiras, me desviaba del camino más corto para ver aquella furgoneta, que era una versión enorme de un escarabajo que yo ya conocía bastante bien.

Sabía que tenía que avanzar para comprarme un “coche nuevo” y aquella belleza era la candidata perfecta. Mecánica parecida, con 8 plazas y un motor 1600cc que era un salto cuántico en potencia y edad comparada con mi VW 1200 de 6V del 60.

Solo había un problema… ¡No sabía quien era el dueño! principios del 97 en primavera, le dejé un papel en el limpiaparabrisas diciendo que estaba interesado en comprarle la furgoneta, y esperé pacientemente en casa con la esperanza de que el dueño me llamase…pero la llamada nunca llegó.

Como soy algo impaciente, saqué la matrícula, la llevé al equivalente a Tráfico en Lisboa y pedí información sobre el dueño de aquel coche. Me dieron el nombre del señor, lo busqué en la lista telefónica de Lisboa (eran otros tiempos) donde figuraba la dirección del propietario. La dirección era de Benfica y el coche estaba cerca del Marqués de Pombal (a unos 10 km). ¡¡¡El cerco empezaba a cerrarse y aquella Volkswagen T2 tenía que ser mía!!!

Llamé sin exagerar unas 40 veces en días diferentes, nadie me contestaba al teléfono…hasta que un bonito día, un señor me contestó, era su suegro, quien me indicó que el dueño era mecánico y tenía un taller en la Artillería 1, a unos 300m de donde se encontraba la furgoneta VW. No me podía ni creer que estaba un paso de hablar con el dueño.

Unos días después, nada más salir de la Universidad, me desplacé a su taller y le pregunté si quería vender la furgoneta, a lo que él accedió, por 250.000 escudos, el equivalente a 1250€ de hoy.

El señor llevó la furgoneta a la ITV ese mismo día, y aparecí por allí con mi hermano y dos amigos que fliparon con el coche que acaba de comprar. Tenía yo 21 años y la VolkswagenT2 19 años y, aunque ya sabía que me esperaban aventuras con ella, nunca en mis pensamientos me imaginé que la tendría 22 años más, acompañándome en etapas importantes de mi vida y siendo hoy parte de la familia.

Os confieso que he pasado momentos de aprieto económico en los cuales he considerado venderla. La tuve parada muchas veces sin posibilidad de arreglarla, soñaba con el día en que la restauraría de “cabo a rabo” y el tiempo y la vida se encargaron de darme la paciencia y la oportunidad de hacerlo. Hoy en día es el coche por el cual tengo mayor afecto a pesar de las puede que 2 docenas de coches que he tenido y tengo y siendo yo aficionado a los coches clásicos de varios tipos.

La Princesa, Rita y yo

Por cierto, mi furgoneta tiene nombre, se llama Princesa, La Princesa. Así la llama cariñosamente mi hija mayor de 3 años y espero que la pequeña de 7 meses en breve.

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